El último Clásico del Astillero dejó muchas lecturas, pero una de las más comentadas fue la sorpresa táctica de Ismael Rescalvo. El entrenador apostó por un tridente inédito compuesto por Leonai Souza, Jean Carlos Montaño y Jhonny Quiñónez, una fórmula que generó dudas antes del compromiso, pero que terminó marcando la diferencia en el campo de juego.

Souza aportó equilibrio y recuperación en el medio, Montaño mostró velocidad y desequilibrio por las bandas, mientras que Quiñónez se convirtió en el nexo perfecto entre la creación y la finalización de las jugadas. La combinación resultó ser un dolor de cabeza para la defensa rival, abriendo espacios y controlando los tiempos del partido.

La apuesta arriesgada de Rescalvo no solo sorprendió a propios y extraños, sino que además dio resultados positivos, consolidando al equipo en un duelo clave y encendiendo la ilusión de la hinchada. Este tridente, que parecía improvisado, empieza a perfilarse como una de las armas más importantes del técnico de cara a lo que resta del campeonato.