La última presentación de Barcelona SC dejó en evidencia que el equipo no mostró una mejora real bajo el mando de Ismael Rescalvo. Más allá de la intención táctica, el rendimiento colectivo volvió a ser opaco y falto de claridad, demostrando que la verdadera diferencia en las últimas semanas había tenido nombre propio: Joao Rojas.
El extremo ecuatoriano fue quien impulsó el repunte futbolístico del Ídolo en partidos anteriores, aportando desequilibrio, intensidad y presencia ofensiva. Su ausencia en Loja volvió a desnudar las carencias del equipo, que careció de ideas, profundidad y liderazgo dentro de la cancha.
Barcelona lució apagado, sin creatividad en tres cuartos de cancha y con una evidente dependencia del talento individual de Rojas. La presión ahora recae sobre el cuerpo técnico, que deberá encontrar soluciones inmediatas para evitar que la falta del jugador termine comprometiendo aún más las aspiraciones del club en la recta final del hexagonal.

