En un giro inesperado en el mundo del fútbol argentino, Banfield enfrenta una encrucijada tras la reciente derrota por 2-1 ante Instituto en el estadio Florencio Sola. La derrota no solo dejó a los hinchas descontentos, sino que también intensificó las especulaciones sobre el futuro del técnico Gustavo Munúa.
El encuentro, que fue marcado por la actuación destacada del mediocampista Damián «Kitu» Díaz, quien contribuyó con una asistencia, terminó en un ambiente de descontento generalizado. La hinchada local no dudó en expresar su frustración con un claro mensaje: «¡Que se vayan todos!», una expresión de rechazo que, aparentemente, ha sido un factor crucial en la inminente salida de Munúa.
Gustavo Munúa, quien asumió el cargo a principios de temporada, ha dirigido hasta ahora un total de nueve partidos con Banfield. En su paso por el club, ha logrado dos victorias, cinco empates y cuatro derrotas. Su gestión también se ha visto marcada por una decepcionante eliminación en los octavos de final de la Copa Argentina a manos de Talleres de Remedios de Escalada.
Aunque aún no se ha oficializado la desvinculación de Munúa, los informes indican que la decisión de separar al técnico uruguayo está prácticamente tomada. La falta de resultados positivos y la creciente presión de los aficionados han puesto al estratega en una posición cada vez más precaria.
La situación en Banfield es un recordatorio de lo volátil que puede ser el fútbol, donde el desempeño en el campo puede rápidamente transformar la fortuna de un entrenador. Los próximos días serán cruciales para el club, que deberá definir su rumbo y decidir quién tomará las riendas del equipo en una etapa decisiva de la temporada.